¿Cómo llegué hasta allí? En honor a la verdad, llevaba años pensando y soñando con poder ir algún día. La razón es obvia, Burning Man es un lugar lleno de luz, tanto de día (el Sol implacable), como de noche (luces LED por todas partes). Con anterioridad había podido verlo tanto en fotografías como en vídeos y documentales de internet. Mi retina no paraba de ver maravillas en medio de una playa de arena en un lugar recóndito de los EEUU. Pero, ¿Cuál fue el motivo concreto que me permitió ir en 2022? El motivo fue que desde la organización de uno de los campamentos, un amigo muy querido del mundo "maker", Karim Asry, me llamó para decirme que si me apuntaba a ir ese año con su equipo, The Racoon's. Me dio 48 horas para pensármelo y no necesité más que una para darle una respuesta positiva. Según mi colega, necesitaban alguien que pudiera aportar alguna experiencia en hacer talleres de electrónica casera y que hiciera un poco de handyman/manitas para todo. Durante el proceso de organización del campamento (teníamos videoconferencias un par de veces por semana) empecé a entender de las dimensiones y las dificultades intrínsecas de viajar hasta allí y en especial las complejidades de sobrevivir en un desierto remoto durante una semana en condiciones bastante extremas. The Racoon's, el grupo al que me uní, es un colectivo con un campamento estable en la organización de BRC (barrio 3:15). Tiene su propio espacio adjudicado dentro de la ciudad, y suele estar compuesto principalmente por lituanos, aunque también había ucranianos, rusos y un quinteto de españoles, todos muy locos y súper simpáticos.
¿Cuáles son las reglas básicas cuando estás en BM? Al margen de los principios del evento, que vienen muy bien explicados en la web oficial (https://burningman.org/about/10-principles/), todo el mundo debe aportar algo al campamento y a la vida en BRC, y puede ser ¡cualquier cosa!. Esto es así por la sencilla razón de que el dinero allí no sirve para nada. Si sabes hacer masajes, si se te da bien cocinar paella, si eres alguien manitas arreglando bicicletas o eres un intelectual capaz de dar una conferencia a un grupo de personas interesadas, toda aportación es bienvenida. Ni que decir tiene que lo más importante es todo lo relacionado con el arte y la expresividad. Hay personas que regalan pulseras, otros diseñan colgantes para dar a todo el mundo, hay artistas de circo, danzarines, pintores, hay gente que tiene una "boutique" en medio del desierto y te invita a entrar y vestirte con las ropas que allí hay y te diseña el vestuario para disfrutar de los bailes, los conciertos... la cantidad de gente compartiendo desde las cosas más nimias hasta lo más grande es incontable y verdaderamente emocionante. Es como el planeta del "buen rollo" y de la generosidad hasta límites insospechados. En cualquier parte te invitaban a entrar y formar parte de lo que pasaba. Podía ser participar en un recital, disfrutar de la comida, compartir camisetas, jugar a juegos absurdos, bailar o enseñar el culo para conseguir una bebida fría... Todo esto, que se asemeja a cierto comunismo postmoderno, es posible porque todo el que entra en BRC sabe de sus reglas y suele respetarlas. En 7 días que estuve en el desierto pasé calor, estuve todo el tiempo como un flamenquín, "empanao" de arena, pero nunca pasé sed, siempre fui bien acogido y me dieron de comer y beber en incontables ocasiones, además de recibir regalos, ropa, besos y abrazos de incontables desconocidos de cualquier parte del mundo. Yo intenté compensar tanta generosidad siendo lo más útil posible a los compañeros del campamento, impartiendo un taller de creación de colgantes con LEDs y regalando esos mismos colgantes a quienes me iba encontrando por el camino. También construí unas diademas luminosas con arduino para un par de amigas.
En otro orden de cosas, al margen de las magníficas piezas de arte, tanto esculturas como instalaciones lumínicas o diseños arquitectónicos (había más de 350 propuestas artísticas oficiales desperdigadas por kilómetros cuadrados de desierto), hay belleza y creatividad por todas partes. Desde la decoración de los "camps", hasta los trajes y vestimentas que lleva la mayoría de la gente. Es como estar en una película entre Mad Max y Dune, o estar dentro de un cuadro de Dalí mezclado con las viñetas fantásticas de Moebius.