El verano pasado tuve la oportunidad de participar en los talleres de creación contemporánea OPENART, en Zaragoza. El taller al que yo me apunté se llamaba "Arte, tecnología y medio ambiente" y lo impartían, Fred Adam y Verónica Perales, una pareja entrañable de artistas cuya obra tenía una gran carga de conciencia ecológica y política. El caso es que iniciamos el taller y a los dos días cada uno de los artistas que allí trabajábamos cogió su propio camino y se puso a desbarrar con las tecnologías que se nos permitió utilizar. Yo descubrí un software de edición de video digital cuyo interface me permitió aprender su uso rápidamente. Estoy hablando de Adobe After Effects. Con este programa me puse a generar pequeñas animaciones sencillas de formas geométricas ortogonales, en la línea de cuadros y dibujos míos anteriores. En este caso lograba que las imágenes fijas de mis cuadros mutaran, cambiaran al compás de un ritmo de tiempo creado por mí previamente. Las animaciones que salieron tienen todas una estructura en 3 niveles que se mueven cambiando colores, transparencias y creando sonidos. El ritmo del movimiento y las secuencias de frames se basan en estructuras basadas en el número 3 o en múltiplos de 3. Por ejemplo: Cada 3 segundos de animación pasa algo. Un elemento se transforma, o se genera un sonido. Pero con los múltiplos de 3 también. En el segundo 6, 9, 12, etc. acontece algo en la animación. Ello crea un extraño ritmo que para mi tiene cierto matiz hipnótico. Algo parecido a las danzas de los derviches. Ahí va una de ellas:
Postdata: Gracias hermano por dejarme ocupar tu apartamento.
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