Sigo trabajando en obras en las que el movimiento, aunque ralentizado, juegue un papel importante. En este caso he realizado una pieza especialmente apaisada. La sensación que me produce es de friso, de cadena, de relato, de secuencia. La lectura de la obra se dificulta y es casi imposible con un solo golpe de vista. Parece que hay que empezar de izquierda a derecha desentrañando la red de rectángulos de colores para descubrir el ritmo que esconden. El movimiento de algunas de las partes, que cambian muy lentamente, hace las veces de contrapunto al "código", planteando una mutación en la secuencia. En el video se muestran 4 fases del movimiento total que , en la realidad, es mucho más cadencioso. Espero vuestras opiniones.
jueves, 26 de junio de 2008
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